“Gracias” en peligro de extinción
- 23 jul
- 1 Min. de lectura
En un pueblo donde la gente vivía apurada y sin tiempo para mirar a los ojos, existía una mujer llamada Alba que tenía un pequeño puesto de información en la plaza central. Cada día, respondía preguntas de horarios, precios, direcciones… sin cobrar nada. Lo hacía con gusto, porque creía que ayudar era una forma de sembrar belleza.
¿Deseas ampliar la información?
Suscríbete a aruna-yoga.com para seguir leyendo esta entrada exclusiva.




